La cirugía de PRK provoca temporalmente visión borrosa

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La queratectomía foto refractiva (PRK) forma parte de un amplio grupo de técnicas quirúrgicas que tienen como finalidad eliminar o minimizar los defectos refractivos oculares (miopía, hipermetropía y astigmatismo). Aunque es habitual que los días posteriores a la intervención se presenten síntomas como visión borrosa, éstos son pasajeros, ya que se trata de una cirugía rápida, eficaz y segura.

Las técnicas de cirugía refractiva con láser que se emplean en oftalmología son una serie de procedimientos quirúrgicos basados en la utilización de la tecnología láser. Ofrecen la posibilidad de cambiar de manera permanente la forma de la córnea con el objetivo de conseguir que la luz que entra a través de ella se enfoque en la retina (que se encuentra en la parte posterior del ojo) de forma adecuada. Esto permite mejorar la visión, tanto de lejos, como de cerca, y modificar las dioptrías del ojo.

Estas cirugías son procedimientos rápidos y seguros, que se realizan de forma individualizada, de ahí que cada vez más personas decidan optar por este tipo de intervenciones para recuperar una visión óptima.
 

PRK en caso de miopía, hipermetropía y astigmatismo


Una de estas técnicas de cirugía refractiva láser es la queratectomía foto refractiva (PRK, por sus siglas en inglés), que se emplea para corregir los defectos visuales de refracción, modificando la curvatura de la córnea. Así, tal y como se explica desde la Sociedad Española de Cirugía Ocular Implanto-Refractiva (SECOIR), la cirugía de PRK está indicada en las siguientes situaciones:

Miopía. Defecto visual que produce una mala visión de lejos. Es una patología hereditaria que tiene su origen en una mayor longitud del globo ocular, lo que hace imposible para el sistema óptico del ojo el enfoque nítido de los objetos lejanos sobre la retina. Con menor frecuencia, este defecto ocular puede estar causado por un cambio en la curvatura de la córnea o en la forma del cristalino.

Hipermetropía. Se caracteriza por una mala visión de cerca, mientras que la lejana puede ser relativamente buena. Su causa suele ser un ojo del tamaño inferior al normal (lo contrario de lo que ocurre en la miopía), lo que impide que la retina enfoque con nitidez los objetos cercanos. 

Astigmatismo. Da lugar a una visión distorsionada como consecuencia de una irregularidad en la córnea y/o el cristalino. Las figuras se perciben de forma similar a las que se observan frente a un espejo con una superficie ondulada. También tiene un componente hereditario, suele aparecer en el nacimiento y habitualmente no sufre grandes variaciones a lo largo de la vida.

Aunque cada caso se evalúa de forma individual, por lo general se considera que la edad más recomendable para someterse a una cirugía refractiva es a partir de los 22-23 años, que es cuando se puede observar una estabilidad en el defecto de graduación de los pacientes miopes. 

En los casos de hipermetropía, habitualmente se espera a una edad más tardía (a partir de los 30 años), debido a que es a partir de ese momento cuando este defecto visual empieza a ser más molesto en el día a día.

Esta intervención no se suele llevar a cabo en niños y tampoco en personas mayores de 55 años. En casos con edades superiores a 55 años, la presbicia ya está muy establecida, existe la posibilidad de que aparezcan cataratas y, con ellas, la necesidad de practicar una cirugía para corregirlas. 

Los mejores “candidatos” para la cirugía refractiva PRK



Son los especialistas quienes, tras un estudio previo, determinan en cada caso la conveniencia o no de someterse a una cirugía refractiva de PRK. Por lo general, los candidatos “ideales” a esta intervención son aquellos que cumplen tres requisitos
  • Presentan un error de refracción adecuado.
  • Quieren disminuir su necesidad de usar gafas y/o lentillas.
  • No presentan enfermedades oculares.

Asimismo, la técnica PRK está especialmente indicada en algunos casos y circunstancias concretas: 
  • Personas que tienen unas córneas especialmente delgadas o delicadas. Por las peculiaridades de esta técnica, son las que más se pueden beneficiar de esta cirugía.
  • Trabajadores cuya actividad profesional implica el riesgo de golpes en los ojos y pacientes que practican deportes de contacto, ya que, a diferencia de otras técnicas, como el LASIK, en la cirugía PRK no se realiza ningún corte en la solapa de la córnea sino a nivel superficial, por lo que no hay riesgo de que este corte o solapa corneal se desplace.
  • Pacientes con ojo seco, especialmente aquellos que han llevado lentillas durante muchos años y a los que les resulta muy difícil seguir usándolas. 
 

La cirugía PRK, paso a paso


A diferencia de otras cirugías refractivas, la PRK actúa sobre la superficie de la córnea, y lo hace siguiendo una serie de pasos:
  • En primer lugar, se eliminan las células de la capa externa de la superficie de la córnea (epitelio corneal) mediante distintas técnicas (solución de alcohol, cepillo especial, etc.).
  • Después, se aplica el láser sobre el estroma, que es la parte más gruesa de la córnea.
  • Finalmente, se coloca una lente de contacto protectora blanda, a modo de “vendaje”, que tiene como finalidad proteger los ojos durante los días posteriores a la intervención (entre 3 días y una semana).

Todo el proceso se lleva a cabo de forma ambulatoria, con anestesia tópica, y dura, como media, entre 10 y 15 minutos, realizándose en ambos ojos a la vez.

Tras la intervención, el paciente puede hacer vida prácticamente normal, aunque en algunos casos es necesario que esté unos días de baja laboral (según el tipo de trabajo que desempeñe). Se deben evitar las actividades de riesgo y/o movimientos intensos durante este periodo. 

Es habitual que durante los días posteriores a esta cirugía se sientan molestias o un poco de dolor. Asimismo, el médico suele recomendar usar gafas de sol cuando se esté al aire libre tras la intervención. 

Duración de la visión borrosa tras la cirugía PRK


La PRK es una técnica con una altísima tasa de éxito en la que si el paciente por pequeños defectos residuales pasados seis meses no consigue llegar al 100% (20/20) sin gafas, se puede hacer un pequeño retoque.

Sin embargo, respecto a otras técnicas, puede llevar más tiempo experimentar esta mejoría ya que, por las características de la intervención, la recuperación es más lenta y progresiva. 

Según se explica en la información que la Academia Americana de Oftalmología (AAO) ofrece a los pacientes, el hecho de que se elimine el epitelio implica la necesidad de que éste se regenere -es decir, que la córnea se reepitelice-, un proceso que suele tardar entre unos 3 y 5 días, aproximadamente.

Esta es una de las razones por la que los días post-cirugía es normal que la visión sea de alrededor del 50% de la que se tenía antes de la intervención. También es la causa de que durante las primeras semanas habitualmente la visión sea borrosa, fluctuando a veces entre claros y “nubes”, y haciendo necesario el uso de gafas para leer o para realizar actividades puntuales.  

Además, este proceso de cicatrización y normalización de la superficie de la córnea suele ser más largo en los casos en los que el número de dioptrías que se tenía antes de la intervención era elevado.

Pasado este tiempo, la visión comienza a mejorar, pero es importante saber que puede pasar un tiempo, más o menos largo, según cada caso, hasta conseguir una visión igual o mejor que la que se alcanzaba con las gafas o lentillas.
 

Una mejoría segura y progresiva 


Aunque no hay cifras generales al respecto, se estima que entre las tres semanas y los tres meses que siguen a la intervención, el 95% de los pacientes disfrutan de una visión igual o mejor que antes. Sin embargo, hay casos en los que esta mejoría no se experimenta totalmente hasta pasados seis meses. 

Por otro lado, es importante tener en cuenta que algunas personas que se someten a una cirugía refractiva de PRK para “despedirse” de las gafas y lentillas pueden tener que volver a recurrir a ellas para hacer determinadas actividades, como leer o conducir de noche. Sin embargo, pueden realizar la mayoría de sus tareas cotidianas sin lentes correctivas

Antes de la intervención es importante hablar con el especialista sobre esta y otras posibilidades y circunstancias que pueden darse con la cirugía, para así someterse a ella partiendo de unas expectativas lo más realistas que sea posible.  

 

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